jueves, 6 de diciembre de 2007

COMPAÑEROS

La experiencia completa de asistir a un concierto, más allá del espectáculo en sí, se compone de multitud de factores y conlleva distintas emociones y estados de ánimos, desde que se compra la entrada hasta después del mismo. Con suerte, hasta mucho tiempo después.
Uno de sus factores clave es la gente que lo vive contigo. Entre el grupo que asiste junto (y unido) a un concierto, se establece un estado de Euforia y Hermandad.
Esta entrada de mi blog se la quiero dedicar a mi Cristi, mi compañera de la vida y, cómo no, de los conciertos. Nadie me sigue el rollo como tú. En Málaga, en Valencia, en El Ejido, en Madrid. Gracias, Vida. Por un millon de conciertos más a tu lado.
A mi colega Ignacio, otro que tal baila, con el que he ido a los más variados e inverosímiles espectáculos a lo largo de años. A mis primos, a mis amigos y a todos los que habéis cantao, bailao, bebío, saltao y sudao a mi lao en un concierto. Aquellos abrazos no fueron en balde, fueron tan parte del concierto como las mismas canciones. Aquellos momentos los guardo en mi memoria y espero que también estén en la tuya.

"En el fragor de la batalla,
en lo más crudo del frío invierno,
yo seré tu hermano de sangre
y tu refugio en el infierno"

(José Mª Sanz/Gabriel Sopeña)

1 comentario:

Carlos Sánchez dijo...

Me va a costar olvidar aquel Satisfaction en familia. Los Stones se fueron lejos en su escenario volador, pero a nosotros no nos faltaba de ná.
Y esos pitotes que se montan en el aeropuerto cada vez que vamos a un concierto...